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Viva Cristo Rey

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sábado, 9 de junio de 2012

Antecedentes Históricos. de la Cristiada (continuación)

Aproximándose tan importantes elecciones en México y viéndose a todas luces que quienes efectivamente tienen el poder han decidido imponernos a Andrés Manuel López Obrador  (parece ser que a Enrique Peña Nieto, no obstante estar apoyado por al brazo PRIista de la misma conjura, ya lo han dejado abandonado a merced de las fieras)  he considerado necesario seguir publicando   por partes este artículocon el propósito de recordarles a nuestros compatriotas lo que puede suceder de llegar los comunistas, socialistas y demás ateos,  anticatólicos y enemigos de la moral, radicales o moderados, cobijados ahora por  el Partido de la Revolución Democrática, a ostentar el poder en nuestra querida y sufrida Patria



Traducido del inglés por Roberto Hope, de artículo publicado por Gary Potter en
www./catholicism.org/valor-betrayal-cristeros.html




Antecedentes Históricos.

Pasemos ahora a los antecedentes históricos que prometimos exponer

Los americanos que no estén familiarizados con la historia de Europa ni con la de su propio hemisferio, mas que en términos muy generales, supondrán que cuando Hernán Cortés llegó a México en 1519 con su pequeña banda de conquistadores lo hizo bajo la égida de la Corona Española. Así fue, pero hay más que eso. El que el Penacho de Moctezuma esté en un museo de Viena y no en uno de Madrid muestra mejor el cuadro. El soberano de Cortés era el Emperador Carlos V. Carlos gobernaba España porque esa tierra era entonces parte del Imperio (el Sacro Imperio Romano Germánico), pero no fue hasta 1556 que esa tierra llegó a ser una nación como las entendemos actualmente. Fue en 1556 cuando Carlos, deseando pasar los últimos años de su vida en un monasterio, dividió el Imperio renunciando a la dignidad imperial. Su hermano Fernando fue quien la asumió. España y los dominios del Hemisferio Occidental, incluyendo México, fueron asignados al hijo de Carlos, Felipe, conocido en la historia como Felipe II, un gran monarca por su propio derecho.

La teoría del Imperio era que La Iglesia y el Estado, el Papa y el Emperador, colaborarían juntos en forma armoniosa por su paz y prosperidad con el fin de que sus súbditos se mantuvieran tan cercanos a Dios como fuera posible. Los escritores han tratado de describir esta armonía de diversas maneras. Por ejemplo, el Imperio ha sido asemejado a un tren sobre una vía, los rieles representando a la Iglesia y sus enseñanzas, que guían al Imperio. Yo prefiero ver al Imperio como un barco: El emperador va al timón, el Papa va de vigía en la cofa, atento a los escollos y listo para lanzar una advertencia cuando divisa alguno. En toda la historia no se ha intentado una forma de gobierno más ideal que esa.

Desafortunadamente, varias veces a lo largo de los siglos, el Emperador o el Papa, el uno o el otro, han querido actuar al mismo tiempo como timonel y como vigía, creando tensiones entre la Iglesia y el Estado. En ocasiones la tensión se ha converido en conflicto. A ese grado llegó en 1527, cuando las tropas de Carlos V saquearon Roma. (Carlos no buscaba el pillaje, pero sus generales fueron incapaces de evitarlo.)

Felipe y los reyes de España que lo sucedieron verían épocas de tensión y de conflicto declarados entre la Iglesia y el Estado, como lo habían tenido y lo habrían de tener varios Emperadores. Al final, fue el estado el que prevaleció en España, aunque nunca al grado extremo en que eso sucedió en otras naciones. España no fue como Francia, con el desastre del Galicanismo, ni como el Imperio bajo José II. Mucho menos se asemejaría a Inglaterra, donde el monarca, Enrique VIII, simplemente se declaró Cabeza de la Iglesia en ese reino.

Todo esto nos interesa porque, como resultado de ello, durante los tres siglos en que México fue español. la iglesia de México fue generalmente obsequiosa de la Corona, aun cuando su posición no se expresaba en esos términos. Más bien se presentaba que la Iglesia gozaba de la protección del "Real Patronato" (término que en efecto se usaba) de la corona. Debe decirse que, por su parte, la Iglesia no encontraba su posición demasiado objetable, ya que el Real Patronato le garantizaba derechos que en ninguna parte del mundo goza ella hoy en día. El Rey podía nombrar obispos, ciertamente, pero a ninguna secta se le permitía ejercer en público lo que, hablando objetivamente, es el exclusivo derecho de la Iglesia hacer: declarar cuándo una enseñanza religiosa es cristiana y cuándo no lo es. Llegaría el momento en que la  Revolución en México, sapiente de la historia pasada y negando la inmensa diferencia entre una corona católica y un estado puramente secular y anti-religioso que estaba erigiendo, trataría primero de hacer la Iglesia servil al Estado y luego, de eliminarla por completo.

Monarquía independiente

El intento no comenzó inmediatamente después de que el País obtuviera su independencia de España en 1821, Eso fue porque en esa época los revolucionarios no estaban al mando todavía. De hecho, los hombres que primero dirigieron el México independiente eran muy conservadores y casi cada uno de ellos, monarquista, Fue en la misma España donde los liberales habían llegado al poder. Los mexicanos, con el apoyo de los obispos del País, buscaron la independencia precisamente por esa razón. Una vez lograda, no habiendo encontrado un príncipe extranjero que los gobernara, voltearon hacia un hombre de sus propias filas, Don Agustín de Iturbide, a quien proclamaron emperador. Así pues, el primer gobernante del México independiente fue un monarca católico. Los libros de historia que llegan a mencionar este episodio hablan usualmente de que Agustín I — el nombre que él tomó — se declaró a sí mismo emperador, cual si fuera otro Bonaparte. Al contrario, fue ungido canónicamente por el Arzobispo de Guadalajara.

Debe recordarse en este punto, que en ese entonces México era el doble del tamaño del país que ha existido desde 1848. Texas, California, y todo el resto de los Estados Unidos que los norteamericanos llaman ahora el Southwest — todo eso era parte de México. El tener a un monarca católico ocupando tanta porción de su Norteamérica puso muy incómodos a los protestantes que dominaban en los Estados Unidos, una república liberal. Aun un México independiente que hubiera nacido como una república de carácter católico en vez de liberal, habría sido inaceptable para ellos. La visión católica de lo que debería ser una sociedad era muy distinta de la suya. Con el tiempo, habrían de actuar para eliminar la amenaza que ellos percibían de un poder católico desafiando al suyo, lo cual hicieron arrebatando la mitad de México por la fuerza de las armas y luego fortaleciendo la Revolución una vez que ésta se instaló en lo que quedaba del País. Por lo pronto, maquinar la caída del Emperador Agustín era su primer asunto a tratar.

Traición Masónica

Esto no fue difícil dada la fragilidad que siempre caracteriza a las instituciones de una nación que apenas está naciendo — y en México no fue más que en otras partes —. En 1823, Agustín I partió a su exilio en Italia, y se proclamó la República. (Al año siguiente, creyendo que todavía podía servir a su patria e ignorando que había sido sentenciado a muerte, Agustín volvió; fue arrestado a su llegada y fue fusilado,) Entonces fue cuando el vecino del norte pudo ponerse a trabajar en serio. Si el objeto era minar la nación como católica, la antigua Catholic Encyclopedia (1913) explica sucintamente cómo comenzó a lograrse:

"La masonería, tan activamente promovida en México por el primer embajador de los Estados Unidos, Joel L. Poinsett, comenzó a socavar gradualmente la lealtad que tanto los gobernantes como los gobernados manifestaban a la Iglesia. Poco a poco se fueron promulgando leyes contra la Iglesia, limitando sus derechos, como sucedió, por ejemplo, en 1833, excluyendo a los clérigos de las escuelas públicas, no obstante el hecho de que en esa época el presidente Don Valentín Gómez Farías reclamaba para el gobierno republicano los mismos privilegios que había tenido el patronato real, con la facultad de designar ocupantes de las sedes episcopales vacantes y de gozar de otros beneficios eclesiásticos.."

Aun con el riesgo de darle demasiado espacio en este resumen de los antecedentes históricos de La Cristiada, la referencia que la Encyclopedia hace a la masonería sugiere la necesidad de hacer algún comentario acerca del papel que juega en México esta fuerza particular del naturalismo organizado, especialmente porque la referencia deja claro que ese ha sido un papel central.

Conceder su centralidad parecería contradecir la opinión expresada al principio de que el éxito de la Revolución se debe más a nuestra propia naturaleza caída que a las acciones de este o de aquel grupo u organización. Sin embargo reconocimos que las fuerzas del naturalismo organizado, incluyendo la masonería, han tenido una parte importante que jugar en impulsar el "avance" de la Revolución. En ninguna parte ha sido el caso tan notorio como en México. Usualmente, la masonería puede percibirse tras bambalinas en Francia en 1789, en la fundación de la República liberal de los Estados Unidos, en Rusia en 1917. Pero en México ha permanecido al frente y al centro.

Para dar un ejemplo; tan recientemente como en 1979, cuando el Papa Juan Pablo II visitó México en su primer viaje al extranjero como Sumo Pontífice, varias logias del País pagaron anuncios de plana completa, todos a su propio nombre, en los periódicos de la Ciudad de México, protestando por la visita y presagiando funestas consecuencias.

Lo que sea su poder e influencia en los Estados Unidos, los masones de ese país jamás han sido así de abiertos para exhibirse a sí mismos ni para mostrar qué es lo que verdaderamente buscan.

(Desde el punto de vista masónico, lo que ha sucedido desde la primera visita del papa a México ha sido fatal. No sólo es ahora legal que los sacerdotes se pongan el cuello clerical, se les ha dado el derecho de voto. Todavía peor, un católico practicante, Vicente Fox, ha llegado a la Presidencia de la República. Más aún, ha declarado que en su juventud fue inspirado por historias de valor de los Cristeros.)

Si la masonería comenzó a constituir una fuerza en la vida política de México tan pronto como el primer enviado de los Estados Unidos llegó al País, para los años veintes del siglo XX, ya lo era en un grado mucho mayor. Esto fue reconocido por Emilio Portes Gil, designado personalmente por Calles, cuando llegó a  presidente en 1929 y declaró: "En México, el Estado y la Masonería son una misma cosa."

Si ese era el caso con el Estado Mexicano, era inevitable que de la misma manera lo fuera mucho con el Ejército Mexicano

Típico de sus oficiales fue el General Joaquín Amaro, Ministro de Guerra en la época de la Cristiada. Hubo una ocasión infame en sus años de ministro cuando sus colegas oficiales y masones le hicieron una fiesta en la Iglesia de San Joaquín en la Ciudad de México el día de su santo. La fiesta incluyó la actuación de una parodia sacrílega de la Santa Misa, con todo y champaña tomada en los cálices.

(No tan típico fue que el General Amaro se hubiera convertido a la Fe Católica hacia el final de su vida. Algunos dirán ahora probablemente que fue muy a propósito el que haya legado su muy extensa biblioteca de literatura anti-católica a los jesuitas.)

(continuará)

lunes, 4 de junio de 2012


Valor y Traición -- Los Antecedentes Históricos y la Historia de los Cristeros
(continuación)

Aproximándose tan importantes elecciones en México y viéndose a todas luces que quienes efectivamente tienen el poder han decidido imponernos a Andrés Manuel López Obrador, he considerado prudente continuar publicando  este artículo por partes, con el propósito de recordarles a nuestros compatriotas lo que puede suceder de llegar los comunistas, socialistas y demás radicales ateos, anticatólicos y enemigos de la moral, cobijados ahora por  el Partido de la Revolución Democrática, a ostentar el poder en nuestra querida y sufrida Patria


Valor y Traición -- Los Antecedentes Históricos y la Historia de los Cristeros

Traducido del inglés por Roberto Hope, de artículo publicado por Gary Potter en
www./catholicism.org/valor-betrayal-cristeros.html

(Continuación)
Beato Miguel Pro

Decir que la rebelión no fue realmente encabezada por la LNDLR o la ACJM no es para menospreciar a los hombres de esas organizaciones. Ya hemos dicho que algunos de ellos pagaron, aun con su vida, por su fidelidad a la Fe, y así lo hicieron otros por estar vinculados con ellos por parentesco o amistad. Consideren el martirio del Padre Pro, fusilado — muchos lectores habrán visto fotografías de su fusilamiento — por un pelotón de fusilamiento en el cuartel de la policía en la Ciudad de México el 23 de noviembre de 1927.

Aun cuando él no era un miembro activo de la LNDLR, sus dos hermanos, Humberto y Roberto, lo eran. (Durante los meses que pasó en la clandestinidad en la Ciudad de México, el Beato Pro condujo una especie de bolsa de conferencistas para la Liga.) El 13 de noviembre de 1927 hubo un intento de asesinar al Gral. Álvaro Obregón. (Él y el presidente en turno, Plutarco Elías Calles, eran los dos personajes que dominaban la vida política de México en los años 20's, alternando el poder entre ellos en una diarquía que en algo se asemejaba al gobierno de los co-emperadores que se dio en el Imperio Romano.) Los disparos lanzados a Obregón provenían de un auto prestado cuya propiedad pudo con facilidad rastrearse a la LNDLR. Uno de los presuntos asesinos frustrados fue un ingeniero electricista de 24 años llamado Luis Segura Vilchis, miembro activo de la ACJM. Los dirigentes de la LNDLR y de la ACJM ignoraban totalmente lo que Vilchis y sus compañeros se habían propuesto hacer, pero cuando finalmente fue arrestado, la policía tendió una redada para prender a otros miembros de la ACJM y de la LNDLR. Prendidos en la redada al ser cateaba la casa en que moraban juntos, fueron Humberto y su hermano sacerdote. De ninguno se cree que haya tenido nada que ver con el intento de asesinato. Como ya se dijo, el Beato Miguel ni siquiera era miembro de la LNDLR. Eso no le importó al tirano Calles. Tal era lo profundo de su anti-catolicismo, que estaba seguro de que el Beato Miguel tenía que haber sido el autor intelectual del intento de asesinato contra Obregón. Así entonces, ordenó la ejecución sin juicio previo de Vilchis, de los dos hermanos Pro, y de una cuarta persona, Juan Tirado. La policía había estado buscando al Beato Pro durante meses, pero si lo hubieran encontrado antes del 13 de noviembre su peor destino habría sido la expulsión del país. Fue el intento de asesinato de Obregón y la relación del Beato Miguel con la LNDLR por razón de su hermano, que hizo que fuera fusilado.

Dirigencia

Hemos mostrado como los miembros del LNDLR corrían verdadero riesgo aun cuando no anduvieran en los montes con los Cristeros. Debe decirse también  — y debe ser obvio — que si los campesinos-guerreros hubieran prevalecido militarmente, ni su valor como guerreros ni la pureza de sus corazones como católicos los hubiera equipado para formar y encabezar un gobierno nacional.

¿Quién entre ellos hubiera siquiera estado interesado en intentarlo? Una conciencia limpia, no arredrarse en la lucha, amar a sus mujeres y a sus hijos, levantar sus cosechas y quizás tener algo de beber y fumarse un cigarro al finar del día — tales habrían sido los intereses de los Cristeros cuando no eran guerreros. Hombres como esos, hombres serios saben sus límitaciones, Estos campesinos no eran como tantos de los americanos de ahora a quienes se les ha enseñado desde niños que "Tú puedes ser lo que tú quieras" y que se vuelven amargamente resentidos y con frecuencia se convierten en una amenaza cuando aprenden la verdad.

Cuando, en el curso de su rebelión, los Cristeros tomaban pueblos, luego regiones más extensas y eventualmente la totalidad de varios estados, no intentaron ellos mismos proveer el gobierno necesario para mantener los servicios básicos para los habitantes, como el mantener las escuelas abiertas, los alimentos disponibles, los transportes funcionando o cosas de ese tipo. Se alistaban a otros para administrar lo necesario: sacerdotes simpatizantes, oficiales amigos de bajo nivel, pequeños propietarios, profesores de escuela, empleados — esos hombres y otros como ellos — hombres con alguna educación o con preparación profesional. La formación de un gobierno nacional habría requerido hombres como los de la LNDLR.

Hay un punto más que asentar antes de pasar a los antecedentes históricos de la Cristiada.

Intenso Anti-Catolicismo

En algunos párrafos anteriores hicimos referencia al profundo anti-catolicismo del presidente Calles. El anti-catolicismo de que hablamos no es del tipo contra el cual la mayoría de nuestros lectores se topa en su vida cotidiana. Es el anti-catolicismo revelado por la Revolución (o "democracia") como inherente en ella cuando insiste en que los hombres deben vivir de conformidad con su propia voluntad en vez de la de Dios, como si Él no existiera. El anti-catolicismo de todos los días simplemente considera la Fe como algo malo o simplemente como demasiado controladora de la vida de quienes nos adherimos a ella. La Revolución no ve la Fe como algo simplemente malo sino como algo expresamente antagónico a ella. Es antagónica a la Revolución pero eso es irrelevante al punto que queremos hacer. El revolucionario, cuando es leal a sí mismo, no simplemente rechaza la fe; la odia, desea destruirla. "Ecrazes l'infame" gritó Voltaire. "Aplasten a la infame" refiriéndose así a la Iglesia.

Para darse cuenta de lo profundo del odio de la Revolución, y comprender contra qué luchaban los Cristeros, aquí van algunas líneas extraídas de un discurso dado por uno de los generales del Gobierno, J.B. Vargas en el pueblo de Valparaíso, Zacatecas:

"El clero perverso, compuesto por traidores a la Patria, y recibiendo órdenes de un dirigente extranjero que siempre está conspirando para provocar intervenciones extranjeras en México con el fin de asegurar su dominio y sus privilegios, es dañino porque su misión es brutalizar a la gente ignorante para poder explotarla y hacerla fanática hasta el punto de la idiotez, y engañarla inventando que los miembros del clero son representantes de Dios, para vivir de las masas indolentes e iletradas, que es donde los frailes ejercen su dominio. Basta con tener alguna idea de la terrible historia de la Inquisición para darse cuenta de que los sacerdotes y las casullas apestan a prostitución y crimen."

En cuanto a Calles, conviene tener una idea precisa de lo que lo motivaba ya que él era la misma encarnación de la Revolución en México. (De hecho, después de que Obregón hubiera desaparecido, la designación oficial de Calles era la de "Jefe Supremo de la Revolución.") El hombre fue descrito por Ernest Lagarde, charge d'affaires de la Legación Francesa en la época de la Cristiada. Según David Bailey, el embajador Dwight Morrow de los Estados Unidos consideraba a Lagarde el hombre mejor informado sobre el tema [de las relaciones Iglesia.Estado] en México. Lagarde escribió sobre el Presidente de la República:

"Calles era un adversario apasionado y violento de la Iglesia Romana, no porque quisiera prevenir a ésta de extender su influencia y poder, sino porque había decidido extirpar la Fe Católica del territorio mexicano. Lo que era tan fundamental en su carácter era el ser un hombre de principios, poseído de una energía que rayaba en la obstinación y en la crueldad, y estaba preparado para atacar no sólo a las personas sino también los principios y la institución misma, y a imponer el sistema de gobierno que, como resultado de sus convicciones filosóficas, él apoyaba, el cual condenaba como desastrosa económica y políticamente la misma existencia de la iglesia."

(continuará)

sábado, 2 de junio de 2012


Aproximándose tan importantes elecciones en México y viéndose a todas luces que quienes efectivamente tienen el poder han decidido imponernos a Andrés Manuel López Obrador, creo prudente publicar por partes el siguiente artículo para recordarle a nuestros compatriotas lo que puede suceder de llegar los comunistas, socialistas y demás radicales ateos, anticatólicos y enemigos de la moral, que cobija el Partido de la Revolución Democrática, a ostentar el poder en nuestra sufrida Patria


Valor y Traición -- Los Antecedentes Históricos y la Historia de los Cristeros

Traducido del inglés por Roberto Hope, de artículo publicado por Gary Potter en
www./catholicism.org/valor-betrayal-cristeros.html

1a Parte

Además de haber alcanzado efectivamente el poder casi en todo el mundo dos siglos después de haber estallado en Francia en 1789, la siempre creciente Revolución1 ha prosperado de otras maneras. Quizás su mayor éxito haya sido el grado en que ha podido persuadir a la gran masa de la humanidad de que el movimiento es de ellos, una lucha de la mayoría por su liberación y por alcanzar oportunidades, en contra de las elites que antiguamente las habían oprimido y que volverán a hacerlo a menos que se mantengan vigilantes. Sin duda, el éxito de la Revolución en este respecto ayuda a explicar el hecho de que ahora haya adquirido enorme poder en casi todo el mundo, aunque ya raras veces a su propio nombre. Hoy día suele presentarse con el nombre de "Democracia."

Aun cuando su poder se extiende a casi todo el mundo, lo que más le importa a la propia Revolución es, primero que nada, que su poder se extienda a los territorios de aquellos países que en otros tiempos constituyeran la Cristiandad. Su existencia surgió, después de todo, para derrocar las creencias, leyes, costumbres y prácticas que distinguí­an a la Cristiandad del resto del mundo, En lo que respecta a ese "resto," la mayor parte ya había sido coloni­zado o de alguna otra manera ya imitaba a los países de la Cristiandad para cuando la Revolución suplantó las enseñanzas de la Fe con su propia falsa filosofía. Así, la transformación de la Cristiandad en el Occidente Liberal inevitablemente dio como resultado la hegemonía de la Revolución sobre las demás tierras de Asia, África y el resto del mundo.

El que la Revolución siempre haya buscado suplantar la Fe con sus propios principios ha llevado a muchos comentaristas cristianos a identificar a este o a aquel grupo u organización no cristianos como la verdadera fuerza o poder que está "detrás" del movimiento. Ningún hombre razonable puede dudar que las "fuerzas del naturalismo organizado", como las llamó el formidable Padre Dennis Fahey, han jugado su papel en la historia de los últimos dos siglos. Sin embargo, el punto de vista expresado aquí — como también creemos que era el del Padre Fahey si lo hemos leído correctamente — es que el casi universal dominio de la Revolución hoy en día se debe más a nuestra naturaleza caída que a ninguna otra cosa. O sea, el hombre se ha inclinado siempre desde la Caída a vivir conforme a su propia voluntad en vez de acatar la de Dios. Comenzando hace dos siglos, los hombres comenzaron finalmente a derrocar las instituciones políticas y sociales que acotaban esa inclinación. Durante algún tiempo, la Iglesia fue capaz de evitar que esta transformación se hiciera casi completa, de la misma manera como anteriormente había podido evitarla plenamente. En el Concilio Vaticano II, sin embargo, se repudió el que sus enseñanzas debieran jugar un papel o tuvieran influencia en los asuntos políticos. (Nos referimos a política en el sentido de que constituye el medio por el cual se regula la vida en sociedad). De entonces para acá, poco ha sido lo que se le ha interpuesto en su camino.

Decir que haya sido poco lo que se ha interpuesto en su camino no quiere decir que haya sido nada. Aquí y allá, grupos e individuos luchan por mantener viva la idea del Orden Social Cristiano. Su mera existencia impide al casi universal dominio de la Revolución volverse absoluto. Eso por una parte. Por la otra, manteniendo viva la idea ahora, también hacen posible que el orden social cristiano sea revivido cuando Dios decida que la hora de restablecerlo ha llegado.

La labor de estos individuos y grupos es gravoso, pues no es fácil permanecer siempre en el lado perdedor de la historia. Las cosas pueden ser aún más descorazonantes para aquéllos que no están ocupados directamente en esa labor pero que la apoyan. ¿Llegará algún día un tiempo más luminoso? se preguntan.

Un Ejemplo Alentador

La historia que sigue puede darnos algún aliento. Es la historia — narrrada de manera demasiado breve — de los Cristeros Mexicanos, campesinos católicos que no aceptaron que la revolución fuera su movimiento. Se levantaron en armas contra su propia nación, y por su misma lucha y muerte en el número en que lo hicieron, dieron el mentís — como lo hicieran los Vendeanos en Francia y los Carlistas en España — a la idea de que el enemigo le debe su éxito pasado y presente a "el pueblo."

La historia de los Cristeros, empero, no es una de victoria. Eso no la hace menos inspiradora, sin embargo, pues si al final depusieron las armas no fue realmente para rendirse a la Revolución contra la cual lucharon. Militarmente tuvieron éxitos brillantes, y el que ellos pudieran haber prevalecido finalmente en el campo de batalla es posible, y en mayo de 1929, hasta se veía probable. Sin embargo, carecían del apoyo que merecían. Esto no se refiere al apoyo popular, pues el de ellos fue un levantamiento genuinamente popular. Lo que faltaba, excepto al mero inicio (y que aun entonces no era de una naturaleza práctica) era el apoyo de los obispos de la Iglesia en México. Faltaba también el apoyo de la Santa Sede, que alguna vez había tronado contra el régimen de la Ciudad de México, pero eso había sido antes de llegar a un arreglo con él, arreglo que fue fatal para los Cristeros. En lo que atañe a que los obispos y la Santa Sede hayan seguido el camino que siguieron, podría decirse que en vez de apoyar a los Cristeros, los campesinos-guerreros fueron traicionados por los mismos hombres por quienes ellos lucharon.

Y traicionados fueron. En última instancia, sin embargo, lucharon por ellos mismos, por sus familias, por su forma de vida, por sus creencias. Si fueron compelidos a dejar de luchar no lejos de alcanzar una victoria, su causa no fue derrotada, y ciertamente no fue una causa perdida. Permanece viva en las mentes y corazones de muchos mexicanos que todavía creen como creyeron los Cristeros. Permanece viva de manera parecida a la que la causa del Sur (la causa de una sociedad ordenada jerárquicamente y arraigada en la tierra, fiel a las costumbres y a las tradiciones, aferrándose al honor y desdeñosa del pragmatismo político), para muchos Americanos no se ha perdido, aun cuando la guerra que se luchó para formar una nación independiente que la encarnara cesó en 1865.

Como pasa con todo lo que tiene una escala épica como la historia de la Cristiada, lo que sucedió no puede entenderse sin una comprensión de los antecedentes historicos. (Los Cristeros, los hombres que se alzaron en la Cristiada, no se llamaban Cristeros a sí mismos, ni su lucha la llamaban rebelión Cristera. La palabra "Cristero" fue acuñada y aplicada a ellos por sus enemigos, los Masónico-Socialistas que gobernaban México, por razón de su lema y verdadero grito de guerra "¡Viva Cristo Rey!")

Fuentes

Antes de que veamos los antecedentes históricos, vienen al caso unas palabras concernientes a las fuentes que utilizamos. Existen en inglés crónicas confiables de La Cristiada: La más completa — de hecho la obra definitiva sobre el tema — es The Cristero Rebellion; The Mexican People Between Church and State, 1926-1929 , por Jean A. Meyer (Cambridge University Press, 1976) [N del Tr: en español se publicó como: La Cristia­da: Guerra de los Cristeros. Ciudad de México: Siglo XXI Editores, 1978]. Otra obra que puede recomendarse es Viva Cristo Rey!The Cristero Rebellion and the Church-State Conflict in Mexico, por David C. Bailey (University of Texas Press, 1974).

Esos dos libros y algunas otras cosas, pero principalmente esos dos libros, son la fuente de la mayoría de los hechos que se narran aquí, aunque la interpretación de muchos datos nace de nuestro imperturbable punto de vista católico y de nuestras convicciones personales que emanan de él. Debe mencionarse de la obra de Bailey, sin embargo, que él le atribuye a dos organizaciones mucha mayor parte de la dirección o mando de la rebelión Cristera que la que realmente ejercieron. (Las memorias escritas por algunos veteranos de las batallas, así como e libro de Meyer, lo dejan claro.) Esas organizaciones fueron la ACJM (Asociación Católica de la Juventud Mexicana) y, especialmente, la LNDLR (Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa.)

Es cierto que en 1926, los hombres que formaban el núcleo de la LNDLR decidieron, habiéndose agotado otros medios) que no había manera de terminar la opresión de la Iglesia en México excepto mediante la insurrección armada contra el gobierno, con el objetivo final de reemplazarlo por uno católico. Sin embargo, para cuando la decisión fue tomada ya habían ocurrido alzamientos campesinos en numerosas localidades, y aquí y allá habían comenzado a surgir paladines campesinos y estaban empezando a combinar sus esfuerzos. En otras palabras, el movimiento estaba en marcha. Los abogados, doctores, ingenieros, pequeños comerciantes e intelectuales de la clase media que formaban la LNDLR tuvieron que correr como locos para ponerse al frente. Además, una vez llegaron, simplemente sólo estaban ahí. Algunos habrían de pagar un alto precio por su "dirigencia" de los Cristeros, incluyendo el precio más extremo, pero pocos jamás vieron acción en el terreno de combate. Los Cristeros en gran medida fueron jefes de sí mismos. Habrían seguido su lucha con o sin la LNDLR  De hecho, la siguieron. El último guerrero Cristero que murió en batalla cayó en 1941, doce años después de que la traición dejara totalmente impotente a la LNDLR y a la ACJM. (La LNDLR pronto se disolvió. La ACJM fue fundida en la organización juvenil oficial del episcopado).

Quiénes fueron

La verdadera naturaleza de la rebelión se ve por los hombres que al final se volvieron sus verdaderos dirigentes Como los campesinos de La Vendee en Francia fueron dirigidos mayormente por otros campesinos y artesanos que demostraron un don sorprendente para dirigir militarmente, especialmente en acciones de tipo guerrilla, los Cristeros hallaron su general más brillante en un hombre que había sido vendedor viajero de productos farma­céuticos antes de que comenzara la insurgencia. Su nombre, aún honrado por los patriotas católicos de Méxi­co, era Jesús Degollado Guízar. Dos de los más altos generales eran simples sacerdotes (ambos étnicamente indios) de parroquias rurales, los padre Aristeo Pedroza y José Reyes. Otros hombres sin experiencia militar ascendieron a puestos de mando en un ejército que contaba con 50,000 hombres cuando parecía estar al borde del triunfo.

Unos pocos soldados profesionales habrían de pelear del lado de los Cristeros. El más ilustre, un artillero que fue hecho general en el ejército regular de México a la edad de 40 años, era Enrique Goroztieta. Por increíble que parezca, él era agnóstico, hasta masón. Por qué motivo exactamente había dejado el ejército antes de que comenzara la revuelta y luego se unió a ella, no está claro. Era un hombre ambicioso y pudo haber soñado en una carrera militar exitosa que lo llevara a alcanzar el poder político. ¿Dejó el ejército regular porque su carrera ahí no lo estaba llevando en esa dirección? ¿Se imaginaría que una victoria cristera sí lo llevaría? Apenas si tiene importancia. Lo que sí la tiene es que su servicio con los Cristeros lo volvió católico y lo llevó a sufrir una muerte heróica.

Fue el comportamiento de sus hombres fuera del campo de batalla pero especialmente bajo fuego, lo que convirtió al militar profesional. Específicamente, el comandante se había llenado de admiración por los hombres que él comandaba. Esto puede sacarse de numerosos comentarios que a lo largo del tiempo les daba a sus subordindos y a sus colegas oficiales. ¿Qué hacía a los Cristeros ser los hombres que eran? Era su Fe, fue lo que concluyó. Y así, la abrigó él mismo.

Dejaremos que Jean Meyer describa lo que Gorostieta atestiguó cuando veía a los Cristeros en acción. "Soldados en huaraches y vestidos de algodón blanco, henchidos todavía del espíritu comunitario de su aldea, de su parcela, de sus proyectos privados, [que] se mantenían firmes bajo el fuego, no titubeaban para responder a exigencias supremas, y frente a los ojos de él cruzaron aquélla raya más allá de la cual uno ya no se ama a sí mismo, más allá de la cual uno ya no piensa en preservar la propia vida. Los veía levantarse y marchar calmadamente al combate, lanzarse machete en mano sobre las ametralladoras federales y escalar alturas en cuya cima los simples campesinos comenzaban a parecernos ser grandes guerreros."

El 2 de junio de 1929, en una hacienda de Michoacán, separado de sus hombres, herido, enterado de que los obispos estaban vendiendo la causa, atrapado en una casa rodeada por tropas del gobierno, pero rehusando rendirse, Gorostieta se lanzó fuera y murió con pistolas disparando en ambas manos, evidentemente determinado a llevarse consigo a tantos federales como fuera posible.

Aunque la LNDLR le había conferido el título de "Jefe Supremo" de lo que llamaba la Guardia Nacional, debe enfatizarse que Goroztieta, no más que Jesús Degollado, que el Padre Pedroza, que el Padre Reyes o que nadie más, jamás fue por los Cristeros mismos visto como su Supremo Comandante o Dirigente. La rebelión no tuvo un Pancho Villa, un Emiliano Zapata o un caudillo. En el contexto de la historia de México esto era tan desusual que el agregado militar de la Embajada de los Estados Unidos, el Coronel Gordon Johnston, informó al Departamento de Guerra en Washington que esa era la característica más sobresaliente de la rebelión.

¿Podría haberle ocurrido a Johnston, quien casi ciertamente era protestante (y probablemente masón si llegó a ser coronel en el ejército de los Estados Unidos en esa época), que los hombres con Cristo Rey a su cabeza no tenían necesidad de un solo dirigente humano a quién seguir?

(continuará)

domingo, 22 de abril de 2012



UNA INMENSA NOSTALGIA

Tomado del Diario Pregón de la Patria del sábado 21 de abril de 2012
http://diariopregon.blogspot.mx/2012/04/una-inmensa-nostalgia.html?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed:+DiarioPregnDeLaPlata+(DIARIO+PREG%C3%93N+DE+LA+PLATA)


Por Cosme Beccar Varela
Buenos Aires, 20 de Abril del año 2012 - 1100

Tengo una inmensa nostalgia de lo que fue la civilización cristiana, de la cual pude ver y sentir algo y de la cual todavía quedan algunos restos agonizantes.  Sin embargo, está desapareciendo y desaparecerá definitivamente de la faz de la tierra porque hay toda una horda de bestias dedicadas a destruirla y hay un rebaño de idiotas dispuestos a abandonarla.

Como un último homenaje a esa madre amada que es la civilización cristiana, gracias a la cual todavía conservo algo de vida en el alma, balbucearé en estas líneas un intento de explicar qué es esa civilización. Lo haré muy mal porque no soy poeta y hace falta un poeta para que la cante, pero un poeta de la talla del P. Leonardo Castellani, de Rubén Darío, de Antonio Machado, de García Lorca (aunque estos últimos fueron malos en sus ideas pero no en su sensibilidad poética que es un don de Dios que ellos tenían).

Estaba mirando algunas fotos de la Europa cristiana, cuna de la civilización que amo hasta el éxtasis. Nunca he sido demasiado piadoso en la oración ni en las ceremonias religiosas. Pero me emociono y me nacen deseos de ser mejor admirando un gesto de coraje, de magananimidad, de lealtad, de grandeza moral inspirados en la fe o contemplando la obra del espíritu católico en las cosas, las formas que imaginó, la perfección con que las realizó dominando la materia con paciencia, buen gusto y dedicación.

Hasta me parece que el espíritu católico no sólo se refleja en las obras realizadas por la mano del hombre sino también en la misma naturaleza que se cristianizó de algún modo asimilando la belleza de la civilización sobre la cual había sido levantada. Los ríos de Europa, por ejemplo, me parecen más serenamente caudalosos, más navegables, más elegantemente sinuosos, más limpios, que los ríos de los países paganos o salvajes, como los de América, cuya conversión al cristianismo quedó hasta cierto punto trunca por la maldita revolución liberal y luego socialista. Y los bosques de Europa con árboles centenarios y elegantes, tupidos y con "sotto bosques" acogedores, sin reptiles ni insectos venenosos, son ciertamente más civilizados que la jungla amazónica, por ejemplo,

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¿Qué es lo que hace a la civilización cristiana tan amable y bella? Hay muchas cosas, pero las que más extraño son las que voy a tratar de esbozar. Son todas virtudes y buenos hábitos de los hombres y mujeres que la hicieron y que la continúan como una tradición sagrada. Mencionaré algunas, las que me acuerdo, sin pretender agotar el tema y mucho menos expresarlo de tal manera que sea capaz de transmitir la emoción con que las evoco.

Aclaro que esa emoción no es romántica ni pacífica: es beligerante y dispuesta a defender cada uno de esos rasgos como estoy dispuesto a defender la inocencia de los niños y la Justicia contra la iniquidad.

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En la civilización cristiana había jerarquías protectoras y aceptadas naturalmente. Los más humildes se sabían protegidos y los más fuertes se sentían obligados por su honor a protegerlos. A nadie se le ocurría desconocerlas ni a nadie se le pasaba por la cabeza usurparlas, porque era imposible. Hacían falta varias generaciones de superioridad para saber ocupar una jerarquía sin ponerse en ridículo o convertirse en un tirano. A los "trepadores" de ese tiempo lo más que se les ocurría era guillotinarlos y hacer una revolución que cambiara todos los criterios de superioridad, pero nunca pretender recibir el homenaje natural del pueblo.

Aunque el sistema político no fuera monárquico, esas jerarquías, cuando eran fieles a su misión, podían llamarse "aristocracia", sin la cual no hay nación que pueda mantenerse dentro de la civilización porque no hay pueblo que pueda educarse sin una aristocracia como modelo.

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En la civilización cristiana hay honor, es decir, vergüenza de no ser como se debe ser en cada momento de la vida y en cada detalle de la conducta.  El honor hace a cada uno el más severo juez de sí mismo, que no admite excusas, y el más exigente guardián del deber.

El honor está custodiado por el pundonor, está inspirado en el Evangelio, no necesita la aprobación de terceros ni mucho menos, aplausos. El fracaso le parece normal cuando el mundo en que vive es repugnante como éste en que vivimos. El triunfo conseguido por engaño, por defección, por adulación, por la cobardía de no enfrentar al poderoso le es intolerable y prefiere mil veces el fracaso que un triunfo rastrero, aunque sea lucrativo.

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En la civilización cristiana hay una sensibilidad refinada, que se admira ante la perfección, que es un reflejo de Dios. Un gesto noble, un poema inspirado que expresa un sentimiento superior, la cara limpia de una persona honrada, un paisaje admirable, un palacio proporcionado y elegante, el galope de un noble caballo bien adiestrado, un jardín cuidado, un árbol centenario, un cuadro inteligente y bien pintado, una palabra bien dicha, y tantas otras cosas que en la civilización cristiana son abundantes, causan emoción a las buenas gentes de la civilización cristiana.

Y por el contrario, una grosería obscena, una agresión injusta, el fortachón que se impone sin razón, la risotada del que festeja esas cosas, la jactancia del ladrón exitoso, la injusticia del poderoso, el corromper a los niños, la cobardía de los desertores de su deber, la mentira del estafador, el dolor del débil desamparado, todo eso y mucho más que se ve en este valle de lágrimas, indigna a las buenas gentes de la civilización cristiana que exige y actúa de inmediato para reparar aquel entuerto intolerable con el cual no hay transacción posible que le deje al transgresor ni el más mínimo beneficio de su bestialidad.

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En la civilización cristiana las formas son importantes. Tienen que ser armónicas y cada vez más bellas. Todo debe estar hecho a su medida y proporcionadamente, con un adorno discreto y racional pero tan acabado como sea posible. Porque en el Cielo todo será bello en la presencia de Dios y la vida en la tierra debe ser una preparación del Cielo y un reflejo de su belleza.

El buen gusto reina en todas partes, no sólo en las artes sino hasta en los instrumentos más humildes de la vida cotidiana. Hoy se visitan las casas de los campesinos europeos pobres con admiración y, por ejemplo, el estilo de las casas de los labradores normandos, con sus paredes sostenidas por largos tablones geométricamente colocados, hasta hace poco era imitado por las casas de los ricos, como por ejemplo, el magnifico "club house" del Jockey Club de San Isidro.

En la civilización cristiana el arte llamado "moderno", que hace un culto de la fealdad y hasta de la blasfemia, como el del degenerado León Ferrari o el "arte bruto" de un tal Dubuffet (que no he visto nunca pero que acabo de ver mencionado en un libro y lo cito porque me impresionó el nombre que le dio a su torpe "no-arte") o las pinturas descabelladas, sin forma, o las "esculturas" del disparate que no son tales, como la del mistificador Regazzoni y tantos otros, ese anti-arte no sería tolerado ni un minuto. Sería destruido por mano del verdugo y al que dijera que eso es "discriminación" o un atentado a la "libertad de expresión" se le administrarían unos cuantos fustazos medicinales por burro y promotor de la deformidad.

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El respeto recíproco y en especial de los más débiles reinaban por todas partes y la fuerza estaba al servicio del bien; la insolencia era reprimida al instante, la potencia del malo inmediatamente removida y anulada; la bondad, la calidad, el deber cumplido, eran premiados siempre, mientras que la maldad, la ordinariez y la felonía eran castigadas proporcionalmente, sin exceso pero sin defecto.

La inocencia de los niños era protegida y la educación considerada de suprema importancia para formar buenas personas que salvaran su alma y hacer posible que cada uno desplegara todos los talentos que Dios le hubiera dado, enseñando a amar la verdad, execrar la mentira y corregir el error, transmitiendo las habilidades adquiridas por los siglos, que son la base de las artes, y sobre las cuales crea sus obras el genio.

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En la civilización cristiana existe la Autoridad,  o sea, el gobierno justo que sirve el bien común y jamás usa su poder para servirse a sí misma. La obediencia es practicada con naturalidad y sin que nadie se sienta disminuido por eso. En la Edad Media se decía: "No hay hombre sin Señor". Hasta el Emperador el Sacro Imperio tenía un Señor, que era el Papa; éste era el "servus servorum Dei", el siervo de los siervos de Dios, y su Señor era el mismo Jesucristo al que servía con temor y temblor.

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Todas estas cosas y muchas más que no sé decir formaban el tejido vital de la civilización cristiana de la cual todavía quedan en algunas personas, algunos restos que se van desvaneciendo pero que hasta hace algunos años conservaba una cierta lozanía. Yo mismo he visto algo de eso o al menos me parece así en el recuerdo;  por ejemplo, la vida en la gran casa de la barranca de San Isidro en que reinaba mi abuela María Cristina Castro Videla de Beccar Varela.  Pero la revolución igualitaria (de la cual Perón fue en la Argentina el gran impulsor) y la promoción de la deformidad en todos los órdenes de la vida, va destruyendo todo aquello con una insolente fruición.

La facilidad con que hoy dominan los malos, matan los delincuentes, roban los políticos, triunfan los pornógrafos, se pavonean los homosexuales practicantes y los fornicarios, apostatan los clérigos, abundan los heresiarcas, los militares cobardes y traidores ascienden, los inmorales de toda laya actúan, los jueces prevaricadores dictan "sentencias" y los mediocres pasan por sabios, produce la más indignada repugnancia.

Y, ¿sabe qué es lo peor? Que en este clima de degradación que se ha creado y que crece en progresión geométrica, la civilización cristiana no puede renacer si no es por un cataclismo causado por la indignación divina y siempre que haya predicadores santos al mismo tiempo que interpreten a las multitudes aterradas el significado de ese castigo. O si no, por la mano armada de miles de guerreros católicos que enderecen todos estos entuertos a sangre y fuego.

Lamentablemente, no me parece que podamos esperar tanta misericordia de Dios a Quien tanto ofendemos, ni que surjan tantos guerreros católicos, a no ser por la mediación misericordiosa de la Santísima Virgen que en Fátima prometió: "Por fin Mi inmaculado corazón triunfará".

Cosme Beccar Varela

sábado, 21 de abril de 2012


LA FE, LA PATRIA, LA FAMILIA Y LA DIGNIDAD HUMANA NO SE DELIBERAN; SE DEFIENDEN

Tomado de Diario Pregón de la Plata del domingo 22 de abril de 2012
(http://diariopregon.blogspot.mx/2012/04/la-fe-la-patria-la-familia-y-la.html?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed:+DiarioPregnDeLaPlata+(DIARIO+PREG%C3%93N+DE+LA+PLATA))


Por Emilio Nazar Kasbo

Deliberar (Del lat. deliberāre). 1. intr. Considerar atenta y detenidamente el pro y el contra de los motivos de una decisión, antes de adoptarla, y la razón o sinrazón de los votos antes de emitirlos.


Debate: Controversia, discusión de opiniones contrapuestas entre dos o más personas.

Hoy está muy de moda exigir que se “debata” todo. Todo es “debate”. Así, todos emiten opiniones disímiles sobre un mismo tema, a lo cual se llama “tolerancia”, “pluralismo” y “democracia”.  Todo es objeto de expresión de opiniones contrapuestas, todas del mismo valor, y por tanto no existe superioridad o inferioridad alguna. No hay posibilidad alguna de exhibir el error o defender la verdad en el marco de la discusión.  “Vos pensás así, pero no impongas lo que pensás”, afirman todos. ¿Entonces? La consecuencia es la anarquía intelectual.

El problema no es el “debate”, sino qué se debate. Sólo puede ser debatido lo opinable en tal sentido. No puede ser objeto de “debate” la Verdad de la Iglesia Católica, la Patria, la Familia, los amigos ni la dignidad de la persona humana.

“¿Así que si yo no creo en la Iglesia Católica y muero en pecado mortal, me voy al infierno? Qué interesante tu pensamiento, además de original. Cotejado con otros pensamientos, que para vos no son verdaderos, y para mí tampoco, pero para quienes lo sostienen sí lo es, hay otras realidades, e incluso algunos dicen que el infierno no existe porque Dios es tan bueno que no podría haber creado el infierno”, y así se continúa pasatistamente por diálogos sin principio ni fin, simples descripciones sin caer en la cuenta de que sólo una es verdadera.

Esta lamentable actitud, hace pensar que en el Congreso también todo puede ser objeto de debate. Desde la existencia de Dios hasta la realidad de la existencia del Sol. A esto llaman “democracia”, mientras el pueblo se muere de hambre y no tiene posibilidad ni de comprar yerba.

Un nuevo proyecto de Código Civil (en la Argentina) está planteando la reforma social (mejor dicho, la subversión social), torciéndolo todo hasta su nivel más antinatural. Precisamente, todo lo que no puede ni debe ser objeto de debate, pretende ser sometido a la burbuja de casi 400 personas que levantando la mano en mayoría podrían rehabilitar la guillotina o mandar a la horca a cualquiera por ese motivo. Casi 400 legisladores que por diversos intereses son capaces de aprobar lo más aberrante. Casi 400 legisladores que imponen leyes sobre 50 millones de argentinos ¿Al hecho de que esa minúscula minoría levante la mano en el bastardo recinto del Congreso se llama “democracia popular”?

Ya lo han demostrado en el Congreso votando el putimonio: el número se impone, y no importa el Orden Natural ni la sociedad, el Bien Común o la oposición de la inmensa mayoría de los argentinos. Ya lo demostraron en la Corte Suprema de Justicia de la Nación aprobando el aborto, como si estuviesen legislando, y usando como papel higiénico la Constitución Nacional y los Tratados Internacionales. ¿Debate? ¿Ponerse a discutir qué cosa con quién?

La sociedad está siendo manipulada como si fuese un hormiguero. Dicen que la Abeja Reina asesinó al Zángano (que quedó viuda, eso es seguro). Hay un grupo de personas que se han hecho del poder, y creen que son impunes. Hay un grupo de personas que viven en la opulencia, el lujo y cuantos placeres se les ocurra, y creen que gobernando para los medios de comunicación todo se soluciona.

Precisamente, toda tiranía presenta como excusa de sus acciones al mismo pueblo, ya que no puede asumir sobre sus hombros la responsabilidad de sus actos de gobierno. Incluso pretende gozar de formas "democráticas", cuando las instituciones presentan una única opción, y son todas usadas como parte de un sistema de opresión. Se pretende un falso pluralismo, donde todas las opciones prácticas son las mismas. Se permite que todos hablen y digan lo que quieran, mientras que su ejercicio del poder no sea frenado.

No hay debate posible en el nido de asesinos y ladrones… En esas condiciones, lo único que se puede hacer es DEBATIR, en el sentido de BATIRSE (y esta palabra, mejor búsquela en el Diccionario).

Debatir: (Del lat. debattuĕre). 1. tr. Altercar, contender, discutir, disputar sobre algo. 2. tr. Combatir, guerrear.

domingo, 26 de febrero de 2012

La Crisis de la Iglesia



¿Es que perdió su rumbo
la nave de la Iglesia?
¿Es que a porfía
se nos ha puesto a andar de tumbo en tumbo,
ebria y alzada la marinería?

¿Qué fue de la pasada
misión de iluminar la mar ignota?
¿Quién le dejó, Señor, así trocada,
su derrota en derrota?

¿Qué viento amotinado
rasgó sus velas y quebró su quilla
y la azotó sobre el acantilado
lejos de Ti, mi Dios, y de Tu orilla?

¿Qué capitán, Señor, adormecido,
por culpa y obra de la democracia
le quitó su vigor y su sentido
y la gracia velera de Tu Gracia?

Todavía esperamos que en tu pía
solicitud nos salves del naufragio.
El diablo nos acecha día a día
¡escúchanos, Señor, nuestro sufragio!

¡Y que Santa María,
Nuestra Señora, la Corredentora,
si fuera necesario,
nos tienda nueva vez en esta hora
el Santo salvavidas del Rosario!


Ignacio B. Anzoátegui

sábado, 25 de febrero de 2012

SACERDOTES QUIEREN CARDENALES TIBIOS, O LA TRAICIÓN A JUAN SANDOVAL ÍÑIGUEZ

12 FEBRERO, 2012

Copiado de:

Por su forma de actuar y de imponer su pensamiento ultraconservador (cosa que ya no es digna en el modernismo de hoy), fue un elemento central para que dentro de su arquidiócesis, sacerdotes y religiosos disidentes pidieran que se fuera, por “el miedo que infunde” y por su “soberbia”. Sacerdotes “atemorizados” dentro de su grey, entregaron una carta a las autoridades eclesiásticas solicitando su salida, ante lo que denominaron “falta de caridad” en su persona.


Hace más de ocho meses un grupo de sacerdotes y religiosos inconformes envió una indolente carta,- llena de culto al nuevo siglo- al nuncio apostólico, Christophe Pierre, y al Vaticano, en la que solicitan la remoción del cardenal Sandoval Íñiguez. A él le pedían que “se alejara del mundanal ruido”.

En el documento le recriminan al purpurado la “soberbia” con la que actúa y la falta de diálogo que tuvo con una parte de su presbiterio. Esta carta ya está en manos de su sucesor, el arzobispo Francisco Robles Ortega (en las citas de dicho documento que presentamos a continuación respetamos su redacción original).

La carta por supuesto, (esconden la mano) no tiene los nombres de los sacerdotes firmantes, y los propios autores explican en ella al cardenal Sandoval: “Te puedes preguntar por qué no darte nuestros nombres… Esto pasa por temor a represalias y a que tú no has sabido dialogar con serenidad, en una actitud de verdadera escucha”.

Señalan también que están “cansados de su autoritarismo, de su cerrazón al diálogo y del miedo que infunde, de su soberbia y de sus polémicas declaraciones que provocan división aun entre los miembros de la iglesia”, y por eso le solicitan que “abandone todo poder humano y que le pida al papa Benedicto XVI que acepte su renuncia irrevocable”.

En el documento le piden que actúe como “un hermano, un padre, un pastor” para que tenga confianza con todos, y que no sólo recurra a “un grupo de predilectos” que no siempre le dicen la verdad. Y puntualizan: “Al ganarte la confianza de todos los sacerdotes, no tendrías que recurrir a un grupo reducido de predilectos, que la mayor parte de las veces sólo te alaban pero no te dicen la verdad”.

“También te queremos decir que con tus declaraciones y tu modo de pensar tan especial, has creado mucha polémica, divisiones y hasta enemistades dentro y fuera de la Iglesia católica. Para que vivas en una paz bonita, interior, profunda, ya no hables, no opines… ¡Aléjate de ese mundanal ruido, de todo lo externo y material, de todo poder humano y dile a tu gran amigo el Papa que te deja ya libre, sin compromisos, sin responsabilidades… que acepte tu renuncia irrevocable para que te puedas dedicar a tu mundo interior, gozar y contemplar tranquilamente todo lo bello, noble y santo que cada día nos regala nuestro excelente Padre Dios”.

“Don Juan te perdonamos de todo corazón tu mal genio, tus gritos y autoritarismo; se te pasó la mano y dabas juicios sin tomar en cuenta un discernimiento colectivo, comunitario (¡)…, pero también pídenos perdón para estar a mano… Consejo de amigos: ¡sonríe, alégrate, deja ya esa cara seria, adusta, que parece que a diario éstas enojado y nervioso. Sé sencillo, humilde, que des confianza y ganas de platicar contigo, reconoce tus errores y no infundas miedo, sino cariño y comprensión”.

Le recuerdan que “son ciertas las palabras de Jesús: habrá un juicio sin misericordia para quien no práctico la misericordia. Y en este campo de la misericordia entran los pedófilos y homosexuales, hermanos nuestros, obispos y sacerdotes que han caído en esos errores (…) pero creemos que dichos errores o caídas no se van a acabar con sanciones férreas, amenazas, mano dura, castigos o pagando millonadas por demandas o asilenciando a los medios de comunicación social o a los mismos violados o a sus familiares, sino quitando ya esa ley humana del celibato, pues en los primeros once siglos del catolicismo se podían casar obispos y sacerdotes o también guardar el celibato opcional”.

En la misma carta le recomiendan: “Hermano, padre, pastor, don Juan, ¡apasiónate del proyecto del Reino de Dios. Sé fiel al evangelio de Cristo y no a los humanos que fallamos. Sé sencillo humilde, pobre, como cuando viviste tu niñez y adolescencia de un ranchero inocente de Los Altos de Jalisco… Desvanece tu ego que te ha engañado, haciéndote creer que eres casi como Dios”.

§
Algunos de sus dichos que causaron polémica e incomodaron a las conciencias “políticamente correctas” son los siguientes:

—En mayo de 2007 comentó que los candidatos del Partido de la Revolución Democrática “son unos hijos de las tinieblas. Porque siempre se ha dicho y siempre se va a decir que un católico de convicción no puede votar por el partido o los partidos que apoyen el aborto o las uniones de homosexuales, porque atentan contra la ley de Dios y la vida humana”.

—El cuatro de octubre de 2010 aseguró que “la familia está siendo permanentemente atacada y las organizaciones que se encargan de trastocar la familia son organizaciones poderosas, comenzando por la ONU, el Banco Mundial, el Banco Interamericano, los grandes partidos de izquierda en el mundo”.

Enfrentó al jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, y a los ministros de la Suprema Corte de Justicia por las aprobación de leyes a favor de las parejas del mismo sexo; criticó a los ricos —“No hay rico, rico, rico que sea honrado, porque trabajando nadie se hace rico; si así uno se hiciera rico, los burros serían los más ricos”.

—El 18 de agosto del 2011, al bendecir la ampliación de las instalaciones de la Expo Guadalajara, afirmó que la única revolución benéfica para el país fue la que hicieron los Cristeros. “Esa página de la historia de México es la más gloriosa, es la verdadera Revolución de México. Si (por) revolución entendemos que un pueblo se levanta, pues es la única, pues las demás fueron guerras; lo que llamamos la Revolución de 1910 para adelante eran luchas de caudillos, eran luchas de caudillos por el poder”.

En su defensa el Padre José Marcos Castellón Pérez, dirigió unas palabras al Cardenal en su retiro: “Hemos de agradecer su profética valentía, como la de Juan el Bautista. Muchos ciudadanos han encontrado en usted la voz que a ellos se les ha negado, la defensa de los derechos más elementales de aquellos que terminan siendo un estorbo en la sociedad de consumo. La tenaz custodia de la verdad sobre el hombre y de la familia, así como la exigencia del esclarecimiento del asesinato del Cardenal Posadas que le ha llevado a ser perseguido, atacado e injustamente juzgado, sin que de parte suya haya menguado su fortaleza de espíritu, su valentía”.


LA TRAICIÓN A LOS OBISPOS EN MÉXICO. Carta del Card. Juan Sandoval Iñiguez


Queda demostrado que los predicadores de la verdad, están resultando incómodos en éste mundo.

Renuncia del Cardenal de Guadalajara

A principios de diciembre pasado el Papa Benedicto XVI aceptó la renuncia del cardenal Juan Sandoval Iñiguez a la arquidiócesis de Guadalajara, después de 17 años en el cargo. Oficialmente renunció por razón de haber llegado a la edad de retiro. En abril de 1994 había sido designado arzobispo de esa ciudad después de la muerte de su predecesor, el Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, asesinado el 24 de mayo de 1993. Poco tiempo después, el 30 de octubre de 1994 Juan Sandoval Iñiguez fue elevado a cardenal de la Iglesia Católica.

Se le conoce nacionalmente por su insistencia en que la muerte de su predecesor fue producto de un asesinato premeditado que no se ha querido esclarecer por las autoridades, y no de una confusión involuntaria en una riña entre mafiosos, como acabó siendo la versión oficial de los hechos, expuesta por el entonces Procurador General de la República, Jorge Carpizo McGregor. La hipótesis del cardenal es que el asesinato fue un crimen de Estado en el que estuvieron implicados importantes miembros de la clase política. A Carpizo no le gustó que el cardenal implícitamente lo estuviera acusando y en cuanto tuvo la oportunidad lo contraatacó, acusándolo de lavado de dinero del narcotráfico, de lo cual el Cardenal fue exonerado.

El Cardenal Sandoval se ha distinguido por su valentía y claridad en criticar lo que se opone a la moral cristiana y a la Verdad. Como decimos coloquialmente no tiene pelos en la lengua ni se preocupa por parecer políticamente correcto. Y, como era de esperarse, la verdad incomoda y hasta en muchos casos enfurece a quienes les señala sus faltas. Los homosexuales, a quienes castizamente llama maricas, las feministas y pro-abortistas y los católicos progresistas que se oponen a las verdades que la Iglesia siempre ha enseñado se enfurecen cuando se les recuerdan los vicios y las faltas que sus conciencias quisieran olvidar. Como sucede con todos los que defienden la verdad Católica, los enemigos de la Iglesia no cesan en atacarlo y difamarlo.

En unas declaraciónes a la prensa el Cardenal acusó al jefe de gobierno de la Ciudad de México, Marcelo Ebrard Casaubón, de haber 'maiceado' (sobornado) a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, para que avalasen las uniones civiles entre personas del mismo sexo. Ebrard lo demandó por haber declarado eso, y es posible que el maiceador efectivamente no haya sido Ebrard, pero la sentencia de la Corte está tan forzada y tan pobre­mente sustentada, que le hace a uno pensar que, si no fue Ebrard quien los maiceó, fue alguien más y si nadie los maiceó, entonces alguien los chantajeó, y si nadie los chantajeó, simplemente alguien les ordenó el sentido en que debía salir la sentencia.

Pero el Cardenal principalmente se ha distinguido por ser un buen obispo: Durante su episcopado el Seminario de Guadalajara tuvo un notable crecimiento en el número de vocaciones sacerdotales que atendió. Por mucho es la ciudad que mayor número de seminaristas tiene en todo el País. El Vaticano considera ese seminario un modelo por su número de seminaristas .

Las fuerzas seculares y las innovaciones del Concilio Vaticano II han reducido marcadamente el porcentaje de católicos en el Pais en los últimos cincuenta años. Sin embargo en Guadalajara el porcentaje se ha mantenido cercano al 90%.

Pidamos a Dios que bendiga a todas las diócesis del País a enviándonos obispos con la valentía y sentido de responsabilidad del Cardenal Juan Sandoval Íñiguez.

viernes, 24 de febrero de 2012

Nos quieren birlar la patria

No sé de dónde tomé la cita de abajo, por lo que pido una disculpa a su anónimo autor, que si no se refería a nuestro apabullado País, sí le queda a éste que ni mandada a hacer.

Y publico esto a propósito de las noticias de que quieren suprimir el estudio de nuestra historia en la educación primaria; y no se diga de la pérdida gradual de la soberanía del pueblo que nos han venido recetando gradual y sistemáticamente los gobiernos liberales, comunistas y socialistas, todos igualmente ateos, a través de forzar cambios en nuestra constitución impuestos e implantados por medio de las logias masónicas que obedecen todas ellas a sus amos en el extranjero.

Vacua, infantil y burlesca ilusión de que un país pueda seguir viviendo después de que le han extirpado sus tradiciones, sus creencias, sus usos y costumbres, la continuidad de su experiencia histórica, gobernado por un personal improvisado por el favoritismo político, con una instrucción pública de pedantes, una religión de ateos, una policía de sicarios, una mayoría parlamentaria de ineptos, un ministerio de energúmenos, una burocracia de vagabundos y una diplomacia de curiosos...

miércoles, 22 de febrero de 2012

Experiencias “democráticas”


La experiencia democrática latinoamericana ha dejado un saldo categórico. No ha sido mala como sus modelos: ha sido pésima, en tanto que copia necia. La ideología Roussoniana ha adquirido en este hemisferio notas propias; a saber:

1. Es una oclocracia: gobierno impuro de la muchedumbre, según Polibio; o más simplemente, el gobierno de los peores; lo opuesto a la “meritocracia”. Cuanto más atorrante haya sido un sujeto político, más probabilidades de ascender tiene (o, en su defecto de permanecer impune por sus variados delitos.)

2. Es una demagogia: Forma de gobierno corrupta por definición. Cuando los gobernantes se dedican a halagar los peores instintos de la plebe. Se adulan los sectores mayoritarios de la población con vistas a ganarse sus votos. Se lisonjean los errores más crasos (el derecho divino del pueblo), se exaltan las confusiones más elementales (como entre lo económico y lo social), se hace beneficencia con los dineros públicos (que el fisco debe luego reingresar con impuestos que pagan todos) y se promete lo que no se puede ni se piensa cumplir. Platón colocaba al demagogo en el sitio más bajo de la escala social, equiparándolo al estafador.

3. Es una partitocracia: los más incapaces, audaces e inidóneos miembros de una sociedad se agrupan en asociaciones “non sanctas” que suelen denominar “partidos”. Sociedades de auto y mutuo bombo, adversarias del Bien Común, y enemigas de sus similares, por aquella ley física de la impenetrabilidad de los cuerpos: si yo quiero sentarme en este sillón presidencial, luego, tu tienes que salir, para dejarme el sitio libre. Por consiguiente, yo hago que mi prensa adicta te cubra de injurias y calumnias, hasta que quedes completamente desacreditado, y te tengas que ir. Para los enemigos, ni justicia. Y para los amigos, el Presupuesto estatal.

4. Es una cleptocracia: aquellos bandos en pugna se transforman, bajo cuerda, en asociaciones ilícitas con la finalidad de cometer toda clase de delitos contra la Administración Pública. De este modo pueden repartirse los beneficios del cohecho, la malversación de caudales públicos, el peculado, la extorsión, el fraude a la administración, etc., sin temor a ser denunciados, dado el rigor dela “ley de la Omertá” (cuyo lema es: io non sacho niente - yo no sé nada.) Esta nota tuvo reconocimiento jurídico en la Argentina cuando se modificó el Código Penal para establecer que en el delito de enriquecimiento ilícito de los funcionarios, se invertía la carga de la prueba. Es decir , mientras no se pruebe lo contrario, todo funcionario, juez o legislador es un delicuente.

5.Es una plutocracia: donde el primer y único valor vigente es el del dinero. Con él se compra todo; desde los cargos electivos hasta las concesiones de obras y servicios. Claro que por encima de la clase política, y de los “representantes del pueblo”, gobierna discrecionalmente la finanza internacional. Ella elige, remunera, premia y castiga a sus servidores, los demócratas nativos.

Oclocracia, demagogia, partitocracia, cleptocracia y plutocracia, sumadas, arrojan el precipitado de la Democracia latinoamericana. Un modelo singular.

Autor: Enrique Diaz Araujo
Orígenes del democratismo latinoamericano, 2004
Ediciones El testigo, Mendoza

lunes, 20 de febrero de 2012

Recordando al Glorioso Batallón de San Patricio

Una historia poco enseñada en la historia oficial de nuestra Patria es la del batallón irlandés que peleó del lado mexicano en la guerra con los Estados Unidos de 1846 a 1848.

por Michael Hogan

Vinieron a México y murieron, unos con gloria en el combate y otros de forma ignominiosa en el patíbulo. Unidos bajo una bandera de color verde, participaron en las principales batallas de la guerra y fueron distinguidos por el General Antonio López de Santa Ana, el comandante en jefe y entonces presidente, por su valentía. En la penúltima batalla de esa guerra, los irlandeses lucharon hasta que se les acabó el parque y aún así, derribaron la bandera blanca que sus compañeros de armas mexicanos habían levantado, prefiriemdo luchar con las bayonetas hasta por fin ser aplastados por los yanquis. A pesar de su valerosa resistencia, los 85 del Batallón de San Patricio fueron capturados y sentenciados a inhumanas torturas y a muerte a manos de los americanos, resultando en lo que aun hoy en día se considera el "ahorcamiento más desmesurado de toda la América del Norte"

Comienza la guerra
En la primavera de 1846, los Estados Unidos estaban listos para invadir México, su vecino del sur. La razón aparente era cobrar deudas vencidas y reparaciones de guerra. El verdadero objetivo era ganar para los Estados Unidos el control de los puertos de San Francisco y San Diego, la ruta de comercio a través del territorio de Nuevo México y los ricos recursos minerales del territorio de Nevada -- todos los cuales en esa época pertenecían a la República de México. Los Estados Unidos habían ofrecido previamente 5 millones de dólares para comprar el Territorio de Nuevo México y 25 millones de dólares por California, pero México lo había rehusado.

El presidente de los Estados Unidos, James K. Polk, le había ordenado al General Zachary Taylor que ocupara un punto al sur del Río Nueces con una fuerza de 4,000 hombres. Para enero de 1846, el general había construido un fuerte en lo que era territorio mexicano, o al menos estaba en disputa, en la ribera norte del Río Grande, en un esfuerzo para poner presión a los mexicanos para que accedieran a un arreglo. El Historiador Bernardo Devoto observa: "La intención de Polk estaba clara. Esto era un despliegue de fuerza con la intención de dar a los mexicanos un sentido de la realidad para resolver varios asuntos que tenía intención de plantear, entre ellos la compra de California."

El 26 de abril de 1846, una tropa de caballería del ejército mexicano cruzó el Río Grande, aguas arriba del ejército de Taylor. Una patrulla enviada por Taylor para interceptarlo fue atacada y, en la escaramuza, once americanos fueron muertos y cinco fueron heridos. Cuando Polk recibió noticias del ataque, entregó su mensaje de guerra, declarando que, ya que los mexicanos "habían derramado sangre americana en territorio americano", había surgido un estado de guerra entre los Estados Unidos y México.

Antes de la declaración de guerra hecha por los Estados Unidos, un grupo de irlandeses católicos, encabezados por un hábil artillero de nombre John Riley desertó de las fuerzas americanas para unirse a los mexicanos. Riley era un experto en artillería, nacido en Clifden, en el Condado de Galway en Irlanda, y se creía por muchos que anteriormente había servido como oficial, o como no combatiente, en el ejército Británico en el Canadá antes de enrolarse en el ejército americano.

El cargo de Riley en el ejército mexicano era convertir a esta nueva unidad en un brazo experto de artillería de la defensa mexicana. Se le da crédito por haber cambiado el nombre del grupo de Legión de Extranjeros a Batallón de San Patricio y diseñar su estandarte.

En un año, el tamaño de la tropa de los hombres de Riley había crecido, nutriéndose de extranjeros católicos residentes en la ciudad de México, y de otros católicos irlandeses y alemanes que habían desertado del ejército americano después de haber estallado la guerra, y se había convertido ya en el Batallón de San Patricio, o Los San Patricios.

Los San Patricios lucharon bajo un estandarte de seda verde con el Escudo de Armas mexicano como blasón, una imagen de San Patricio y las palabras "Erin Go Braugh". El batallón estaba formado por artilleros y se le observaba en posiciones clave en cada batalla principal. Su ayuda era crítica, porque los mexicanos tenían cañones de pobre alcance, unos 400 metros menos que lo que alcanzaban los cañones americanos. Además, los artilleros mexicanos tenían poca experiencia y estaban mal adiestrados. La adición de artilleros veteranos al lado mexicano llegó a resultar en que por lo menos dos batallas importantes se pelearon sin que ninguno resultara ganador.

En la Batalla de Buena Vista, por ejemplo, los San Patricios mantenían una posición elevada y encañonaron a los americanos. En cierto punto, aun llegaron a quitarles un cañón a los americanos, llevando a los consejeros del General Taylor a pensar que la batalla estaba perdida. Varios irlandeses fueron distinguidos con la Cruz de Honor por el Gobierno Mexicano por su valor en esa batalla, y muchos fueron ascendidos.

En la batalla de Churubusco, atrincherados en un monasterio católico y rodeados de una fuerza superior de caballería, artillería e infantería, los San Patricios resistieron tres ataques importantes e infligieron fuertes pérdidas en los yanquis. Sucedió, sin embargo, que una bomba cayó en su almacén de pólvora y su parque de municiones estalló, y los irlandeses después de una gallarda contraofensiva con bayonetas, fueron aplastados por la mera superioridad en número de los americanos. Fueron juzgados por una corte marcial y luego azotados, marcados y colgados de una manera tan brutal que aun se recuerda en México hoy en día.

En casi todas las crónicas mexicanas de la guerra, los San Patricios se consideran héroes que lucharon por los ideales nobles de la religión y de una causa justa en contra de la invasión protestante de una nación pacífica. En las historias norteamaericanas, sin embargo, con frecuencia se les pinta como tránsfugas, traidores y descontentos que se pasaron al lado contrario por tierra o dinero.
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Extractado de
y traducido por Roberto Hope

sábado, 11 de febrero de 2012

Elecciones próximas

Aprovechando que las elecciones en nuestro país están muy próximas reproducimos aquí este entretenido e iluminador texto del Padre Leonardo Castellani, S.J.
Esperamos con esto educar a quienes creen que el pueblo es quien gobierna en una democracia.

LA DEMOCRACIA

Fue el día en que se verificó en Atenas la restauración de la democracia, después del gobierno de facto de Agiospótamos y Rodomorfos, cuando vino el carcelero con una urna vigilada por dos milicos para que votara Sócrates; pues aunque por la Ley 203.785 inciso 6 los encarcelados no pueden votar, por el decreto adicional 203.786 c. f. están obligados a votar todos los tipos prominentes de la república, como lo era el gran Sócrates, bajo pena de multa y cárcel; y él de todos modos ya estaba en cana. Así que preguntó con murria:

- Dime, oh Platón, ¿qué es la democracia?

- Es el gobierno del pueblo.

- ¿Qué quiere decir del pueblo? Esta partícula de es ambigua en nuestra lengua. ¿El pueblo gobierna? ¿O es gobernado?

- El pueblo gobierna.

- ¿Y a quién gobierna?

- Al pueblo.

- Entonces ¿el pueblo gobierna y es a la vez gobernado?

- Así parece, oh maestro.

- ¿No son contrarios gobernar y ser gobernados?

- Lo son, Sócrates, porque gobernar es mandar y ser gobernado es obedecer.

- ¿Y qué dice el axioma Nº 8?

- Dice que dos contrarios en un mismo sujeto se destruyen.

- Por tanto, con la democracia el pueblo se destruye.

Yo no tenía inconveniente en conceder que sí, porque como todos saben he sido bastante fascista; o como decíamos entonces, laconizante; pero estaban conmigo Cleón y Demólalos, que habían llegado ese mismo día dela Beocia con noticias frescas; y dijo Demólalos:

- Te equivocas, oh maestro; porque el pueblo no gobierna sino por medio de sus representantes.

- ¿Y los representantes gobiernan al pueblo?

- Ciertamente: después que han sido elegidos por nosotros, tal como lo harás tú dentro de un momento en uso de tus derechos soberanos.

- Demodoqué ¿dentro de un momento gobernaré yo al pueblo de Atenas?

- Cierto, Sócrates; y en eso justamente consiste la soberanía del pueblo.

- ¿Por cuánto tiempo gobernaré?

- Por el tiempo que metas la boleta en la urna.

- ¿Y puedo en ese tiempo derogar todos los impuestos de Atenas e imponer el Impuesto-Único-Al-Capital-Financiero, que no me agarra a mí?

Aquí vaciló Demólalos, que tenía capital financiero, y tomó la palabra Cleón, diciendo:

- Sin duda, Sócrates; siempre por medio de tus representantes, si lo son también de todo el pueblo; o de la mitad más uno.

- ¿Y si no lo son?

- ¡Oh, lo serán sin duda, Sócrates! Tú eres vivo, y has votado siempre el candidato de la mayoría.

- Pero es el caso –dijo Sócrates- que ahora la mayoría no quiere el Impuesto-Único-Al-Capital-Financiero.

- Pues paciencia y barajar, Sócrates: la mayoría nunca se equivoca, teóricamente al menos; y si nosotros mantenemos el Impuesto-Único-A-Los-Productores es que eso conviene más a todo el mundo.

- ¿También a los productores?

- Desde luego, Sócrates.

- ¿Votan por él los productores?

- Directamente no; pero votan por Frondívoros, el cual se ha comprometido secretamente a mantener el dicho impuesto; que nosotros llamamos el Programa Desarrollista.

- ¿Y por qué votan los trabajadores por Frondívoros?

- No los dejamos votar más que por Frondívoros o por Balvívoros; el cual es peor que Frondívoros; o por lo menos, así se lo creen.

- ¿Y por qué se lo creen?

- Lo hemos hecho ver por medio dela Propaganda.

- Pero ¿no ven que si después el pueblo se da cuenta, se levantará?

- Qué importa. La autoridad es sagrada y viene de Dios. Demodoqué con agarrar unos cuantos y fusilarlos de noche, caiga el que caiga, los demás se quedan más quietos que paramento, en homenaje al principio de autoridad. Tenemos ala Religión de nuestra parte; y hacemos un Te-Deum por nuestros pecados cada 25 de mayo.

- ¿Y quién los fusilará?

- Las Fuerzas Armadas.

- ¿Y si se levantan las Fuerzas Armadas?

- Imposible, Sócrates: las Fuerzas Armadas están para defender la Constitución; y por eso les andamos aumentando los sueldos, las prebendas y las ventajas desde hace 30 años. No les conviene levantarse contra nosotros.

- ¿Quién les aumenta los sueldos?

- Nosotros.

- ¿Quiénes son Ustedes?

- ¡Pues nosotros los democráticos!

- Entonces Ustedes son el verdadero gobierno de Atenas.

- Y está muy bien así –dijo Cleón-. Nuestra Constitución es democrática. No hacemos más que defender la Constitución.

Aquí tomó la palabra Demólalos, y dijo medio cantando:

- Esla Santa Democracia, la religión verdadera dela Humanidad donde caben todas las otras religiones. A este estado ideal hemos llegado después de grandes esfuerzos, derramamientos de sangre, millones de muertos y millones de libros escritos por los más preclaros cráneos de los siete continentes. Los pueblos han llegado a su mayoredad, teóricamente al menos; porque no es de negar que en la práctica muchas veces se equivocan; pero aquí estamos nosotros para corregirlos y educarlos. ¡Educad al Soberano!

- ¡No es tan soberano si necesita ser educado por ustedes! –pero sus palabras se perdieron, porque los dos beocios habían hecho tres pasos de mazurka y ambos enlazados cantaban a voz en cuello los primeros compases del Himno de los Representantes del Pueblo:

Somos los –sómolos- REPRESENTANTES
Y no como los –cómolos- los de antes.
Sómolos sómolos
Cómolos cómolos
Repre – repre
Represí – Represión – Represionantes
Sentantes
Los verdaderos –los verdaderos- representantes
Represionantes…

- ¿Y cómo lo corrigen al Soberano? –gritó Sócrates en el momento que los dos representantes atacaban la segunda estrofa.

- ¿Cómo dice? –exclamaron ellos parando el baile.

- Alguna vez que se equivoca la mayoría… -comenzó Sócrates.

- Oh, se equivoca casi siempre –repuso Cleón. Está inmadura, impúber intelectualmente. ¡Pues que se equivoque! La corregimos por medio de una revolución libertadora…

- ¿Y eso?

- Es un pronunciamiento, un golpe de Estado, o una chirinada, seguida de una dictadura democrática.

- Pero ¡cómo!, ¿la dictadura no es lo contrario de la democracia?

- Hay dictaduras y dictaduras, Sócrates. Las dictaduras democráticas son muy buenas y necesarias, pues se hacen para restablecer la democracia.

- ¿Y cómo se hacen?

- Pues golpe de mano, perjurio, zancadilla, estado de sitio, operativo H, y leña a todos los contrarios. Se suspenden las garantías constitucionales, y palo que te crío, para defender el Estado de derecho.

- ¿Y han hecho muchas?

- Todas las necesarias haremos, hasta educar al pueblo. Para eso contamos con elementos nuestros en las Fuerzas Armadas. En tanto, nosotros cobramos; y en tanto el mundo sin cesar navega por la órbita inmensa del vacío.

- Esta democracia –observó Sócrates- me está pareciendo que es una especie de comodín comodán.

Los dos beocios cambiaron una mirada.

- ¡Cuidado, Sócrates! –dijo Demólalos. Insidiosa y subrepticiamente parece que en tus preguntas reaccionarias se está insinuando una ideología cavernícola, atrabiliaria y carcamálica, que configura un delicto de traición a la patria: delictum, delicti.

- ¡Cuidado, Sócrates! –recalcó Cleón. Te prevengo que en el sufragio universal y libre tendrás el honor de depositar en la sacra urna, debes votar por Frondívoros.

- ¿Y por qué?

- Como tu voto en esta urna será el único, se sabrá por quién votaste y te atendrás a las consecuencias; y aunque no fuera el único, es igual. Lo averiguaríamos.

- ¿Y si se me antoja votar en blanco?

- Es pecado mortal según el Obispo.

- Pues yo voy a practicar el voto cantado –dijo Sócrates con la testarudez que lo caracterizaba, al ver aproximarse al carcelero con su urna, que tenía un vago aspecto de sarcófago, seguido de dos milicos que traían una copa de cicuta.

Sócrates tomó una boleta y escribió en ella, a la vista de todos:

Yo te besaré el brial
Color del lirio morado
Yo te besaré el cendal
Color amoretonado
Yo te besaré los chanclos
Color de los lirios blancos

y puso debajo estas misteriosas letras: LPQTP.

Visto lo cual fue condenado ipsofacto y némine discrepante a tomar la cicuta por desacato a la autoridad. Y como esta vez por casualidad el boticario la había preparado bien, Sócrates cantó para el carnero, en medio de los aplausos de sus discípulos; los cuales le dieron religiosa sepultura, plantando en la tierra fresca una estaca con un cartel de cartón que decía:

AQUÍ YAZ NA NEGRA TERRA
MOITO CONTRA SUA VOLUNTADE
O VISORREY DA FILOSOFIA GRECA
SOCRATES SOCRATIDES
DEUS LLE DEALA PAIX
NO OUTRO MUNDO
XA QUE NESTE NON POUDO.

Leonardo Castellani