Cada vez me convenzo más de que tantas cosas que nos aquejan actualmente en México son consecuencia inevitable de haber venido, desde hace dos siglos, apartándonos poco a poco de nuestras raíces religiosas y culturales. En nuestra búsqueda obstinada del progreso material hemos desdeñado lo que nos dió nuestra cultura y nos trajo la civilización, lo que trajo la paz y sacó de la barbarie a los pueblos que ocupaban nuestro territorio antes de formarse esta nación mestiza que es México.
Tanto los pueblos conquistados como los conquistadores teníamos en común una profunda religiosidad y compartíamos la creencia en un Dios eterno, creador de todas las cosas. Los conquistadores, con el fervor, la perseverancia y el sacrificio extremo de las órdenes religiosas que establecieron misiones en todo el territorio conquistado, fueron catequizando y educando a los nativos hasta que después de un siglo podíamos decir que todo el pueblo, indios, criollos, españoles, mestizos, negros y mulatos profesaba la fe católica.
La consolidación de la Masonería con la independencia de los Estados Unidos y la Revolución Francesa, su penetración en España bajo los Borbones y el debilitamiento de la España católica que culminó en su rendición ante Napoleón, permitieron que la Masonería se extendiera a México y a las demás colonias españolas. La lucha secreta de la Masonería por destruir poco a poco a la Iglesia, comenzando por expropiarle sus bienes, luego quitándole su poder terrenal con la imposición de la doctrina de la separación de la Iglesia y el Estado, y por último tratando de suprimir su autoridad moral mediante, por un lado fomentar la propagación del protestantismo y de otras religiones exóticas y por el otro, financiando la difusión de errores contrarios a la enseñanza católica, han ido poco a poco minando las virtudes civiles y la moral de los ciudadanos y nos ha ido llevando al estado de caos y confusión en que ahora vivimos.
Deslumbrándonos con la riqueza y el poder de las mismas naciones que han obrado en contra de nuestros intereses, y cediendo a la presiones de fuerzas económicas, políticas e ideológicas extranjeras nos hemos divididido y debilitado; hemos caído en las trampas que nos han tendido: Estas fuerzas diversas han querido hacernos olvidar las épocas más gloriosas de nuestra historia, a la vez que buscan hacernos glorificar nuestras épocas más vergonzosas.
Este blog tratará de ilustrar por qué pienso que vamos por un camino equivocado y cómo creo que podemos corregir el camino, no sin esfuerzo y sacrificio. Sus comentarios serán bien recibidos
sábado, 13 de septiembre de 2008
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